Las consecuencias de la Guerra Civil Española (1936-1939) se alargaron en el tiempo. Durante la posguerra, años de hambre, era imprescindible presentar la cartilla para poder adquirir víveres de primera necesidad. Pero, al no ser suficiente con los cupones, quienes contaban con más recursos acudían al mercado negro, al estraperlo, a menudo controlado por cargos o simpatizantes del régimen.
Las cartillas de racionamiento se convirtieron en un símbolo de la cotidianidad para generaciones enteras que se afanaban por subsistir en el contexto de una fuerte política de represión y persecución política del régimen franquista.