Del grupo Dau al Set, Joan Ponç será el único que se mantendrá fiel a las pautas del realismo mágico para seguir dotando sus obras de un poder magnético especial, donde el paseo de signos misteriosos, animales fantásticos o monstruos grotescos por atmosferas nocturnas y siniestras, son un ejemplo constante de su visión particular de la vida y de la mente humana. En algunos momentos marginado, su obra es hoy especialmente apreciada y estudiada.