Desde que existe el puerto de L’Escala está documentada la salazón de pescado. Los primeros salines o fábricas de salazón se establecieron alrededor de la playa y del puerto d’ En Perris. Cuando llegaban las barcas de pesca, la playa hervía de actividad. Los saladores compraban la anchoa y la sardina y los pescadores la transportaban hacia los salines, donde la actividad continuaba toda la noche para poder salir hacia los mejores mercados al día siguiente. En el registro de matrículas industriales de 1847 L’Escala contaba con diez industrias dedicadas a esta actividad que figuraban con el nombre de Fomentadores de Pesca y Salazón. Saladores de L’Escala fundaron industrias en el País Vasco (Bermeo). También se establecieron en Llançà, Roses, Palamós, Tossa y Sant Feliu de Guíxols. Antiguamente, se exportaba mucho en Italia, principalmente en Génova, donde se encontraba el mercado principal de la anchoa.
La salazón de anchoa continua todavía hoy con siete industrias, situadas fuera del núcleo urbano, en la entrada sur y en La Closa del Llop, que dan trabajo a más de doscientas personas, mayoritariamente mujeres, a lo largo del año. El sistema de salazón es el mismo que en la antigüedad, sin aditivos ni conservantes, pero adaptado a las nuevas normas de sanidad.