Antoni Cumella i Serret (Granollers, 1913-1985) conecta intensamente con la configuración de las vanguardias y con los lenguajes de la arquitectura contemporánea de la década de 1950. Construye un lenguaje escultórico propio, complejo y expandido, fruto de la búsqueda tridimensional de sus creaciones, desde la intervención y modificación del espacio y de su percepción, que se acerca cada vez más al hecho arquitectónico.
Cuencos, jarrones y vasijas de superficies turgentes de gres esmaltado exploran volúmenes estilizados, refinados perímetros y singulares cromatismos. Presentan formas geométricas abstractas y estáticas y, a la vez, morfologías vivas, orgánicas, sensuales y dinámicas. Es decir, ejemplifican la paradoja de la creación artística: la búsqueda de lo esencial, por tanto, de lo inexistente y, en consecuencia, la creación de algo nuevo.