Son muy pocos los ejemplares conservados de este tipo de objetos y se considera que corresponde a una producción de vidrio de tradición islámica que dataría de entre los siglos VII yIX.
Los ungüentarios son piezas destinadas a contener perfumes o ungüentos utilizados habitualmente en la vida cotidiana, tanto para el cuidado personal y el baño como para la conservación de productos medicinales. Sin embargo, el contenido podía ser utilizado en los ritos funerarios.
Estos pequeños envases eran muy preciados y su calidad variaba en función del coste. Con la aparición del vidrio soplado, su uso se popularizó, puesto que los precios pasaron a ser más asequibles.