La radicalización de las mentalidades, los cambios políticos y sociales y las situaciones de crisis hicieron que la coexistencia pacífica se convirtiera en una situación de extrema violencia. A partir del siglo XIV las comunidades judías fueron a menudo atacadas, marginadas y acusadas de cometer crímenes y sacrilegios diversos. A finales del siglo XV, el edicto de conversión de los judíos abocó al exilio a muchas familias.