Cántaros y botijos que datan del primer cuarto del siglo XV y servían para transportar agua. Se hallaron en la cripta de la iglesia de Sant Fèlix, después del incendio que sufrió durante la Semana Trágica (1909) y que afectó gravemente a la nave gótica.
Las piezas que se emplearon para enripiar las criptas se denominan cerámica de descarga, ya que su función era la de reducir el peso de la cripta ocupando volumen. Como en este caso, casi siempre eran piezas que habían salido defectuosas y que eran inservibles.