El espíritu nuevo del cambio de siglo influyó en una serie de artistas que trabajaban disciplinas como la fotografía, las artes gráficas o la cerámica. Las corrientes modernistas, representadas por el fotógrafo Joan Vilatobà, se diluyeron con la irrupción de las nuevas corrientes llegadas de París y Barcelona.
Sin embargo, el verdadero revulsivo no llegó a Sabadell hasta 1915 con la exposición «Arte Nuevo catalán», promovida por el poeta Joaquim Folguera y el agitador artístico Santiago Segura desde las salas del Centro Catalán. La exposición y las actividades organizadas a su alrededor presentaban las nuevas corrientes novecentistas defendidas por Eugeni d’Ors, y provocaron en la ciudad una amplia polémica con los postulados tradicionales defendidos desde la Academia de Bellas Artes.
Este cambio estético fue empapando de forma lenta y tardía el ambiente cultural de la ciudad, no tan solo en el campo de las artes plásticas, sino también en la literatura, la poesía y el teatro.
Un grupo plural de artistas, encabezados por Antoni Vila Arrufat, Rafael Durancamps, Joan Vila Puig y Ricard Marlet, entre otros, caracterizan el arte de Sabadell de los años treinta, que, pese a estar apartado de las vanguardias, era representativo de las nuevas corrientes figurativas europeas.