Esta imagen fue esculpida para el templo de Santa Maria de Palera, donde permaneció hasta 1936, cuando la rompieron y un vecino la salvó y guardó los trozos. A diferencia de la mayor parte de las vírgenes, que lloran o muestran un rictus serio, esta sonríe.
En la mano derecha, sostiene un objeto esférico, que podría ser la bola del mundo, objeto que tradicionalmente sostiene Jesús. Sobre la rodilla izquierda de María se sienta el niño, que sostiene un libro en que se puede leer «Ave, Maria, gratia plena», subrayando la figura de la madre.