En 1915, Ismael Smith modeló los relieves alegóricos en cemento que decoraban la fachada de la vía del tren del monumental edificio de la fábrica Uralita de Cerdanyola, una de las obras más relevantes del patrimonio industrial catalán. Los relieves se pueden identificar como las representaciones de las diosas primigenias de la tierra y el mar, Gea y Talassa, y hacen alusión a la abundancia y al comercio como emblemas de la industria; también podrían tener alguna connotación simbólica más compleja vinculada a los círculos intelectuales en los que se movían Roviralta (fundador de la fábrica) y Smith.
Estas diosas preolímpicas otorgan legitimidad clásica a una de las industrias más modernas y potentes de la Cataluña del momento, ideología novecentista en estado puro.