Vaso que representa al dios Aqueloo con cabeza de toro y cuerpo alargado. Presenta una abertura sobre la cabeza, para introducir el líquido, y un orificio en el extremo distal (la cola) para verterlo. En la geografía antigua, Aqueloo era el nombre de seis ríos, y en origen parece haber sido la apelación general de las aguas corrientes. En la mitología griega, Aqueloo era un dios fluvial. Luchó contra Heracles y, durante el combate, se convirtió en toro y en serpiente. Heracles le arrancó un cuerno, que las ninfas consagraron y convirtieron en cuerno de la abundancia. Este mito se explicaba en la antigüedad para referirse a los trabajos efectuados para canalizar el río y sanear sus orillas.