Durante el Neolítico, se documentan amplias redes de intercambio de materias primas, por ejemplo de sílex melado, posiblemente procedente de la Provenza, la calaíta de Gavà y la obsidiana de la isla Lipari, cerca de Sicilia. El sílex de color melado aparece durante el Neolítico pleno en forma de láminas, puntas de flecha y núcleos. Generalmente, este tipo de sílex se talla utilizando la técnica de presión y forma parte de ajuares de entierros.