La villa romana de Sant Amanç ocupaba un lugar dominante en el camino que subía hacia el interior del país. Se excavó a raíz de la construcción del eje transversal.
En el pavimento de una de las habitaciones se encontró este imponente mosaico. Elaborado con piedras rotas de diferentes colores y de procedencias diversas, es una obra de gran calidad que muestra temáticas decorativas y figuras animales y vegetales propias del gusto de finales de la romanización.