La primera noticia arqueológica en El Bages es el hallazgo de una lápida romana en Rajadell en el año 1786. Pero la actividad propiamente arqueológica no empezó hasta principios del siglo XX a través de los centros excursionistas, movidos por un afán de conocer y explorar el territorio. De la prehistoria, han quedado unos pocos restos materiales, único testimonio de cómo vivían los hombres y las mujeres durante este largo período: en cuevas y en poblados de cabañas.
Del contacto entre los colonizadores griegos y fenicios y las comunidades indígenas surge la cultura ibérica (siglos VII-I a. C.). En este período se generaliza el uso del hierro y se introduce el torno de cerámica, la moneda y la escritura. Los íberos de la Lacetania ocupaban las tierras de El Bages, L’Alta Segarra y El Solsonès.
La entrada en la civilización romana, a partir del 218 a. C., supone grandes progresos: se crean auténticas ciudades, una red de carreteras y grandes obras de ingeniería, como los acueductos. Los íberos abandonan los poblados en colinas y se establecen en la llanura. El Bages se convierte en un territorio plenamente romanizado, pero de carácter rural, con un conjunto de villas dispersas.