La Conca y, sobre todo, las Montañas de Prades fueron escenario de las actuaciones de diferentes bandoleros. El bandolero Perot Rocaguinarda fue un personaje bien conocido por sus contemporáneos. Cervantes lo hace aparecer en la segunda parte del Quijote, cuando éste se dirigía hacia Barcelona, y Vicenç Garcia, “el rector de Vallfogona”, le dedicó un soneto, lo cual es una muestra de la simpatía y admiración que el pueblo sentía por los bandoleros.