La etapa medieval culminó en una crisis que perduró hasta el siglo XVII. La Guerra de los Segadores, unida a una época de malas cosechas, sequías, plagas y epidemias, propició la aparición del bandolerismo. En la Conca, y sobre todo en las Montañas de Prades, actuaban varios bandoleros que surgieron como resultado de la pobreza del campo y de las luchas entre facciones políticas del país.
Los nobles de la Conca participaron activamente en las confrontaciones políticas de la época: los nyerros, desde el gobierno, como el conde de Santa Coloma, que fue virrey de Cataluña, y los cadells, desde la oposición, como el señor de Vallespinosa, Josep de Biure y Margarit; los Alba y los Desclergue, de Montblanc; los Llorac, de Solivella, y los Armengol, barones de Rocafort.
En el siglo XVIII empezó una lenta recuperación demográfica agraria y artesanal. Los artesanos estaban agrupados en gremios, entre los que destacaban los tejedores, los herreros y los curtidores. Pero también artistas, como el pintor de Montblanc Cristòfor Hortoneda o el escriptor Vicenç Garcia, más conocido como “el rector de Vallfogona”.