Desde mediados de siglo XV, las autoridades cerveranas realizaban una ceremonia de representación simbólica que, bajo el nombre de cabalgada de las aguas, consistía en romper las peceras que retenían el agua y manifestar el derecho de uso y control del río Ondara. Esta vista de Cervera de principios del siglo XVIII nos muestra las diversas construcciones, como el arrabal de las adoberías, el pueblo de Vergós, con un molino y cuatro molinos más, entre los cuales está el molino de Sant Pere el Gros.