Las vitrinas son un testimonio de la religiosidad familiar, centrada en la devoción a ciertos santos que servían como modelo de conducta personal. Este tipo de escaparates tuvo una presencia notable en las casas a lo largo del siglo XVIII e inicios del XIX. Esta vitrina mantiene una estética rococó, en una fecha tardía del siglo XVIII, y reproduce un tipo de decoración común en la producción catalana: la planta trapezoidal con una talla decorada que corona el mueble y con ornamentaciones que decoran la parte superior de las columnas de soporte o montantes.