En 2002, durante las obras de restauración del claustro, se descubrieron unas hornacinas góticas que debían contener osarios. Estas hornacinas están pintadas con figuras religiosas esquemáticas. En una de estas pinturas aparecen uno o dos santos y un ángel que protegían el alma del difunto.
El descubrimiento de las pinturas permite hacerse una idea de cómo era el antiguo claustro románico. La superficie de las pinturas presenta golpes de martellina de cuando se tapiaron, seguramente en el siglo XVIII. Por este motivo, no presentan un buen estado de conservación.