Las imágenes talladas en madera constituían uno de los elementos fundamentales como objetos de devoción. Una de las tipologías más desarrolladas en Cataluña fue la de las majestades, imágenes de Jesús crucificado, vestido con túnica y a menudo con corona, que simbolizan su triunfo sobre la muerte, entre las que destaca la majestad Batlló. Se caracteriza por el carácter solemne, gracias a una composición marcada por la frontalidad y la geometrización, y al aspecto lujoso de la túnica, que recuerda los refinados tejidos bizantinos o hispanomusulmanes. Esta modalidad tenía un gran referente, el Volto Santo di Lucca [Santa Faz de Lucca] (Toscana, Italia), objetos de un culto extraordinario desde finales del siglo XI.
Un estudio de la pieza ha permitido descubrir que, bajo la capa de la actual policromía, se esconden los restos de otra más antigua (entre cincuenta y cien años más antigua), de la que se ha hecho una reconstrucción virtual. La decoración visible es sustancialmente a base de tonos azules y rojos y, en cambio, en la primitiva predomina el rojo mezclado con verde y amarillo.