En 1463, la cofradía de los Curtidores le encargó a Jaume Huguet el retablo para el altar mayor de la iglesia de Sant Agustí Vell de Barcelona. Las extraordinarias dimensiones del mueble, uno de los más grandes de la pintura gótica catalana, y la época de crisis que vivía entonces el país, retrasaron la finalización del retablo hasta 1486 y propiciaron la intervención de varios miembros del taller de Huguet.
Se conservan ocho tablas de este retablo, siete en el Museu Nacional d'Art de Catalunya y otra en el Museo Marès. La calidad de la composición y de la factura pictórica de la Consagración de san Agustín permite considerarla como obra autógrafa del gran maestro.