Antoni Gaudí, uno de los mejores arquitectos internacionales de finales del siglo XIX y principios del XX, fue también un audaz diseñador de muebles, rejas y otras piezas decorativas de algunos de sus edificios. Para las sillas de la Casa Batlló, en el Paseo de Gràcia de Barcelona, el arquitecto planteó un tipo de asiento, inédito hasta el momento, que busca las formas redondeadas que se ajustan a la morfología humana y prescinde de tapizados y de las ornamentaciones superfluas de la época, para dejar la forma desnuda.
Gaudí fue precursor de los diseños ergonómicos y rompió con los repertorios académicos, anticipándose al diseño industrial, como hicieron otros arquitectos coetáneos suyos.