Las tolvas, construidas con madera y cerradas con tablones, eran estructuras situadas al final de un pozo o canal en las que se vertía la carga.
El mineral que se extraía en las galerías se hacía bajar a través de pozos hasta el nivel más cercano con salida al exterior. Este mineral caía y se acumulaba en la tolva, desde donde se llenaban las vagonetas que circulaban sobre los raíles y que transportaban el mineral al exterior hasta las balanzas y el bocard.
La piedra estéril se echaba en las escombreras.