Un par de zapatos están expuestos en uno de los compartimentos del Sevillano, dedicado a «la represión de la inmigración en Barcelona». Un interactivo nos presenta el testimonio de un viajero: «Nunca había llevado zapatos en el pueblo, alpargatas como mucho, pero para el viaje le prestaron unos zapatos para tener apariencia de hombre de ciudad y poder evadir los controles policiales que había.»
Entre 1952 y 1957 más de 15.000 personas fueron deportadas a sus lugares de origen por los controles policiales y las represalias a la inmigración.