En Dmanisi (Georgia) se encuentra la evidencia de ocupación humana más antigua fuera de África. Entre el conjunto faunístico acompañante, destacan musarañas venenosas que vivían en galerías como estas.
Beremendia, estudiada por los grupos de investigación del Neógeno y Cuaternario, ha sido el primer caso de estudio donde se ha deducido el comportamiento de una musaraña extinguida. En este caso, hemos podido saber que esta musaraña inyectaba veneno en sus presas, pero no para matarlas, sino para anestesiarlas y, así, las mantenía vivas hasta el momento de la ingestión. Esto aseguraba que sus madrigueras siempre tuvieran una despensa de «alimentos frescos» en forma de animales paralizados.