La coincidencia temporal entre el comienzo de la Guerra Civil Española y el inicio, en Mont-roig, de la serie de 27 pinturas sobre masonita apunta a una vinculación entre ambos sucesos. El soporte no es un elemento secundario, sino un componente plástico de primer orden. La masonita es una base neutra que Miró combina con caseína, alquitrán, arena, betún y colores al óleo.
Miró imaginaba estas pinturas alineadas como los fotogramas de una película, a modo de friso continuo que le permitiese salirse de los límites estrictos del cuadro.
Experimentaba con materiales diferentes y esperaba que el careo con la obra hiciera reaccionar al espectador.