La máquina de hacer madejas culminaba el proceso de trasformación de la lana. Esta máquina se encargaba de desenrollar el hilo del cono o bobina que provenía de la torcedora, con el que se elaboraba la madeja de forma manual.
Para hacer la madeja, el hilo se colgaba de una pieza de hierro que había enganchada en la pared. Se trataba de una barra metálica, con una bola en el extremo, en la que se retorcía el hilo uniendo un extremo con el otro, hasta que la madeja estaba hecha.