El hilado de la lana, una vez cardada y elaborada la mecha, era el proceso que daba forma al hilo para, finalmente, elaborar las madejas de hilo que se llevaría el cliente. En la Fábrica de la Lana, este proceso se realizaba en el espacio situado en la segunda planta, el desván del edificio.
Aquí compartían espacio tres máquinas: la Mule-Jenny, la torcedora y la máquina de hacer madejas.
En el caso de la Mule-Jenny, esta máquina se tuvo que adaptar al insuficiente espacio de la fábrica. Así, fue necesario reducir el número original de husos de la máquina.
Con relación a la gama de colores de las madejas, variaba en función del color de la lana: blanco, marrón o negro. El marrón se conocía como burèu y era muy valorado porque, al mezclarse con el blanco, permitía una variada gama de tonalidades. El negro se utilizaba para la ropa de luto oficial, y por este motivo se conservaba un pequeño número de ovejas negras, aunque se consideraba un color de desdicha.
Toda la maquinaria de la Fábrica de la Lana se corresponde con prototipos realizados a mediados del siglo XIX en Francia.