El movimiento simbolista europeo, que quería representar la cara oculta de la realidad, lo incógnito y el misterio, llegó con fuerza a Cataluña en 1890.
Esto provocó tensión entre los artistas y la sociedad burguesa, que defendía el progreso y el racionalismo. El artista ya no quería retratar la realidad, sino que quería evadirse de ella, ir más allá, con un arte idealista y refinado.
Todo ello hizo que se tradujesen autores europeos que seguían las ideas simbolistas, y a estos les gustaba cómo los editores catalanes producían sus libros.
Editores como Montaner y Simón o Salvat, e impresores como Fidel Giró, Víctor Oliva, J. Thomas y otros, dieron al libro catalán una entidad propia, que mostraba el espíritu intimista y refinado del Modernismo.
Esta estética también se vio reflejada en el libro popular, didáctico y educativo.
Josep Pascó i Mensa (Sant Feliu de Llobregat, Barcelona, 1855 – Barcelona, 1910)
Cubierta de Calendario para el año 1896, de la casa Henrich y Cia., 1896
Impresión sobre tela editorial
Colección Eliseu Trenc