El bote salvavidas Bohera navegaba con cinco remos a cada lado y, si era necesario, con tres velas. La brigada de salvamento de Sant Feliu de Guíxols constaba de un patrón, once remeros y otro grupo de hombres que se quedaban en tierra firme para disparar los cañones y hacer las señales. Estas personas no eran marineros, sino gente del pueblo, taponeros, payeses, etc., siempre a punto si les necesitaban.