El aire tiene un papel muy importante en el sistema austrohúngaro.
El aire es creado por cuatro aspiradores. En la sección de molienda sirve para la refrigeración de los molinos y para que el sasor pueda llevar a cabo la separación de las sémolas. El aire aspirado lleva partículas de harina en suspensión que se recogen en el recolector de mangas y se envían nuevamente a los plansichters. De esta modo se consigue que la pérdida de producto sea mínima.