La matanza del cerdo era una tarea doméstica muy esperada, una fiesta para toda la familia que servía para llenar la despensa de carne para todo el año. Los cerdos se compraban en otoño, se engordaban unos meses y se mataban entre diciembre y marzo, según las casas.
La llegada de la picadora manual aligeró el trabajo de cortar la carne, que hasta entonces se realizaba con el cuchillo. Con la máquina se picaba la carne y, una vez condimentada al gusto de la señora, se embutían las diferentes elaboraciones que se preparaban en cada casa.