La tecnología de hilar, tejer y terminar ha evolucionado en tres direcciones: regularidad, calidad y precio. Conseguir partidas de hilo y de tejido con las mismas características (espesor, densidad, color ...), dentro de unos parámetros de calidad predeterminados y con unos márgenes comerciales aceptables. Detrás de esta evolución se han desarrollado conocimientos, técnicas y máquinas que hoy no sólo nos permiten hilar o tejer sino también crear fibras nuevas o mezclas adaptadas a cada necesidad.
Ahora no hacemos hilo para vender al tejedor, y tejido para vender al confeccionista, sino que encargamos el hilo y el tejido que necesitamos para un determinado producto final, ya sea una pieza de indumentaria, una moqueta, una cuerda para escalar, un filtro de laboratorio o un tejido para cirugía. La investigación es infinita, y las posibilidades técnicas también.