La moda mueve el mundo. Pero si desde el Renacimiento hasta el siglo XVIII sólo las personas vinculadas a las Cortes y la nobleza se podían permitir cambiar periódicamente de vestuario, a partir del siglo XIX la espiral creación-imitación crece y se acelera. Primero lo hará gracias a la formación de las clases medias con cierto poder adquisitivo y al invento de los almacenes; después, ya entrado el siglo XX, gracias al inicio de la confección seriada y la difusión a través de los medios de comunicación.
La carrera de la moda ha dado lugar a innovaciones tecnológicas destinadas a mejorar los procesos y los materiales, y también ha originado una dinámica de mercado cada vez más orientada al consumo y que cada vez acorta más la vigencia de las tendencias y de las temporadas.