En 1893, Rusiñol pidió al arquitecto y amigo suyo Francesc Rogent la transformación de dos sencillas construcciones frente al mar, Can Faula y Can Sense, en su casa en Sitges. Y decimos casa porque, de hecho, el Cau Ferrat no fue el taller del pintor, ya que Rusiñol pintaba al aire libre. Rogent trabajó en algunos proyectos dirigidos por su padre, el reconocido arquitecto Elies Rogent, como la restauración del monasterio de Santa Maria de Ripoll. Entre algunas de sus obras en Barcelona podemos destacar el Frontón Condal (1896), en la calle Rosselló entre la calle Balmes y la Rambla de Cataluña; el conocido Café Colón (1897), en la Plaza de Cataluña con Paseo de Gracia; y el edificio de la Rambla de Santa Mónica que acogió el famoso taller fotográfico de los Napoleón (1892).