Rusiñol participó activamente desde los diecisiete años en las diversas actividades que promovía el excursionismo científico catalán. Fue socio de la Asociación Catalana de Excursiones desde octubre de 1878 y de la Asociación Catalanista de Excursiones Científicas desde enero de 1881. Las dos asociaciones se unieron para crear el Centro Excursionista de Cataluña en el año 1891, y de nuevo Rusiñol fue socio entre 1905 y 1914.
Historiadores, arquitectos, estudiosos de la lengua, aficionados a la meteorología o la geografía, pintores y coleccionistas, entre otros, armados con cuadernos de notas o de dibujo, cámaras fotográficas o herramientas para tomar muestras y datos, presentaban sus hallazgos en conferencias que posteriormente eran publicadas en los boletines de las asociaciones.
Rusiñol no solo realizó y difundió algunas excursiones, cuya narración es el tema de los primeros textos publicados por el joven excursionista, sino que también asistió a muchas conferencias de personajes de la talla de Narcís Oller, Alexandre de Riquer, Lluís Domènech i Montaner, Valentí Almirall, Jacint Verdaguer, Pompeu Fabra o Àngel Guimerà, entre otros, y se rodeó de amigos que compartían las mismas aficiones, como Miquel Utrillo, quien también se inscribió en la Asociación Catalana de Excursiones en 1878.
Una de las actividades que llevaban a cabo los excursionistas era visitar las colecciones que en ese momento había en el país. Eran visitas guiadas por sus propietarios, que las presentaban con todo tipo de detalles que luego quedaban recogidos en la publicación del evento en los boletines de la asociación.
El 27 de marzo de 1887, un grupo de miembros de la Asociación Catalanista de Excursiones Científicas visitó la colección de Rusiñol en Barcelona. El texto publicado del resumen de esta actividad, de hecho, es la primera noticia escrita sobre la naturaleza de su colección, formada entonces por unos doscientos hierros, esculturas, importantes muebles medievales y renacentistas, y cerámicas.
Como era habitual, el anfitrión y miembro de la asociación hizo un regalo a los socios para que pasara a formar parte del museo que esta albergaba en su sede. En esa ocasión, Rusiñol regaló esta imagen románica de la Virgen de su colección, claro testimonio del compromiso del pintor con la asociación excursionista.