A principios del siglo XX la manufactura alfarera tradicional de La Bisbal entra paulatinamente en crisis, muy condicionada por el cambio estructural que supondrá la progresiva transformación de una sociedad rural a urbana. No obstante, esta situación, lejos de hundir el negocio, estimulará la aparición de otras manufacturas alternativas, como la cerámica decorativa y el desarrollo extraordinario que experimentará la cerámica arquitectónica.