El uso de las máquinas en la industria cerámica revolucionó el sistema productivo tradicional, e hizo que algunas tareas propias del alfarero, que a menudo representaban una considerable inversión de tiempo y esfuerzos, se realizaran en cuestión de minutos mediante un artilugio mecánico. El concepto de cerámica industrial se aplica a todos aquellos procesos relacionados con la cerámica en los que la energía muscular del hombre se substituye por otras energías no humanas, básicamente mecánicas y eléctricas. Pero la industrialización de la cerámica no se produce de forma repentina, sino gradual y, por tanto, durante muchos años convive con técnicas y utillajes heredados de la época preindustrial.
La mecanización facilita una reducción significativa del tiempo de fabricación de un objeto especialmente en aquellos que se elaboran según un proceso seriado, y permite una clara reducción de los costes de fabricación. La calidad del objeto producido mecánicamente suele ser menor, aunque como más alto sea el grado de conocimiento de una técnica en todas sus fases, más fácil es utilizar la máquina de manera adecuada y también ensayar todas sus formas de uso.