Muxart prefiere la pintura antes que otros medios de expresión. Como artista, evoluciona con la práctica y no deja nunca de interpelar a la estructura fundamental de la pintura: la composición.
Todas sus obras responden a un orden interno fundamental. El cubismo en sus épocas iniciales, la admiración por las estructuras compositivas del románico o la prospección en los fundamentos de la abstracción de los años de formación marcan la evolución de su carácter compositivo. Una modernidad limpia e inteligente, equidistante del academicismo de los años cuarenta, se puede apreciar en Mis hermanas. A partir de 1954, su pintura adopta con fuerza un cromatismo exaltado en las manchas de luz; así, los paisajes y las arquitecturas se ordenan desde una composición más vigorosa, como se observa en Cúpula blanca. El pigmento se vuelve radiante, logrando una gran profundidad espacial.
Como responsable de la cátedra de Color y Composición de la Facultad de Bellas Artes de Barcelona, su magisterio guió y marcó a varias generaciones de artistas catalanes.
La pintura serena de Mis hermanas puede descomponer perfectamente toda esta trama compositiva y prolongar sus efectos en obras más panorámicas y arquitectónicas, como la serie «Paisajes de NY», de los años noventa.