Las excavaciones arqueológicas, realizadas en los bancales de Les Colomines en el año 2001, dejaron al descubierto una fosa de inhumación que contenía el esqueleto de un macaco. Estaba adornado con una serie de elementos metálicos y acompañado de un fragmento cerámico y de media mandíbula de cabra o de oveja. Gracias a estos objetos se ha podido fechar dicho entierro entre los años 430 y 600, confirmado por una datación radiocarbónica.
Este primate podría haber sido la mascota de algún militar de cierta graduación en el contexto de los episodios bélicos que tuvieron lugar en los Pirineos en este periodo.