Este vehículo de lujo de 1881 fue comprado en Estados Unidos por el promotor del ferrocarril de Vilanova, Francesc Gumà. Los coches Harlan tuvieron una vida muy larga, circularon por tierras catalanas hasta 1972; en su última etapa, como trenes de cercanías. Cuando las locomotoras eléctricas sustituyeron a las de vapor, fueron retirados paulatinamente, debido a que la mayor potencia de aquellas producía deformidades en la estructura del coche, cuyo bastidor era, en parte, de madera.