Las luchas civiles del siglo I a. C. provocaron el final de la República romana. A finales de siglo, Octavio Augusto instauró un sistema de gobierno dirigido por una persona, el princeps. Con la ayuda de un senado hecho a medida y con el apoyo de buena parte de la población, Augusto fundamentó su poder en el control del ejército, un inmenso patrimonio y su propio prestigio (auctoritas). El nuevo régimen conservó las viejas instituciones de la República, como el senado, a la vez que creó nuevas formas de administración que le facilitaron el control del Imperio.
Al igual que las otras ciudades romanas, Iluro disponía de un sistema de organización municipal, los magistrados, constituido por personajes locales poderosos e influyentes. El escritor romano Plinio el Viejo (23-79 d. C.) calificó a Iluro de "municipio de ciudadanos romanos" (oppidum civium romanorum). Últimamente, los investigadores tienden a situar la municipalización de la ciudad en época del emperador Augusto.