Se dice que el apóstol san Bartolomé evangelizó la India (aunque se cree que en realidad fue Arabia), Mesopotamia y Armenia. Sufrió el martirio de ser despellejado y, por este motivo, en la edad media, requirieron su patronaje un buen número de cofradías, como las de los curtidores y la de los peleteros, entre otras.
La secuencia de su vida figura en los muros de la capilla y está centrada en la imagen del santo de pie, que sostiene con la mano izquierda el cuchillo del martirio que le dejó sin piel. A cada uno de los lados del santo, en el suelo, dos demonios hacen alusión a las victorias de san Bartolomé sobre el espíritu maligno.