La costa y el fondo del mar condicionan la vida marina y la localización de los caladores, los lugares de pesca. Algunos están a nivel del agua y otros a mucha profundidad.
Las playas y los puertos siempre han sido espacios centrales para el trabajo de los pescadores y han servido para protegerse de los temporales. Hoy en día en los puertos se descargan las capturas, se comercializan y se distribuyen, tanto en mercados locales como en destinos internacionales.