Si queremos seguir pescando y que el oficio de pescador sea una profesión cualificada, digna, respetada y atractiva, tiene que resultar un oficio atractivo para los jóvenes, mucho más seguro, más participativo, menos incierto y más rentable. Se debe pescar preservando la biodiversidad de los hábitats y las especies que viven ahí, y hacerlo de forma inteligente para los mercados y el consumidor.
El Museo de la Pesca quiere ser un espacio de reflexión y diálogo para conseguir este objetivo, y también de aprendizaje, experimentación y formación de sus visitantes. Solo si se da a conocer en toda su extensión el mundo de la pesca y el pescado se podrá ayudar a sostener el oficio de los pescadores y de su cultura en el futuro.