Fragmento de revestimiento mural de guadamecí, fruto de la unión de dos piezas de piel de distinto tamaño y cosidas entre sí. La piel fue inicialmente plateada, posteriormente pintada con color dorado y, por último, policromada y ferreteada. El motivo principal se presenta en tono dorado sobre un fondo marrón. La decoración forma una trama o cenefa de líneas sinuosas entrelazadas creando un enrejado con motivos florales en el centro. El diseño, claro y simple, es de tradición gótica con influencias moriscas. La decoración es un reflejo de los tejidos y brocados más característicos del período en el que fue fabricado.