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Museo de la Anchoa y de la Sal

La subasta o encante del pescado

Cajas de madera esperando ser llenadas de pescado para la subasta, situadas sobre una parihuela para ser transportadas.

Cajas de madera esperando ser llenadas de pescado para la subasta, situadas sobre una parihuela para ser transportadas.

Cuando llega a la playa, el pescado se subastaba. En la subasta acudían los saladores y otros compradores. Con una gradación decreciente empezaba la cantinela de los números del precio: 25, 24, 23... Hasta que al primer “¡Yo!”, se interrumpía, ya que significaba que un comprador estaba interesado. Una vez vendido, el pescado se llevaba a los salines, para ser conservado en sal, o salía hacia otros mercados, como el de Barcelona.

En la época de los sardinales, el pescado se contaba por cuatrincas, o de cinco en cinco, y se ponía en cestos. Cada cesto era una cuenta. Las pescaderas también llenaban las cestas y hacían la venta en la plazoleta del Peix. En la época de las traíñas se ponían en el suelo las cajas de pescado y allí mismo se subastaba. Actualmente se hace en la lonja del pescado del puerto de La Clota, donde ya se ha informatizado el proceso de la subasta.

OBJETOS

<p>Cesta para llevar a vender el pescado hecha con ramas de olivo y malla de mimbre, de principios del siglo XX.&nbsp;Museo de la Anchoa y de la Sal. L&rsquo;Escala.</p>

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Cesta
Cesta
<p>Fotograf&iacute;a de Joan Lass&uacute;s sobre la subasta o encante del pescado en el antiguo puerto de L&rsquo;Escala, a mediados del siglo XX.&nbsp;Museo de la Anchoa y de la Sal. L&rsquo;Escala.</p>

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Subasta o encante del pescado
Subasta o encante del pescado
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