El conjunto monumental del monasterio, fruto de varios momentos constructivos y de diferentes restauraciones, ofrece un circuito visitable que combina historia y cultura, y que contribuye a explicar, un poco mejor, el origen de la fundación del monasterio. Durante muchos siglos, muy pocas personas tenían acceso al interior de las torres del Fum (siglo X) y del Corn (siglos X-XI), que flanquean la singular fachada prerrománica de la Porta Ferrada. Las últimas intervenciones han hecho posible conectar los diferentes espacios del monasterio en un circuito monumental que permite: acceder al interior de las torres románicas, visitar los restos del mausoleo romano situado en la base de la torre del Fum (espacio donde se encontraba el primer lugar de culto en la fundación, en el mismo lugar del monasterio benedictino) y disfrutar de un mirador excepcional sobre la ciudad y el mar.
Este conjunto de Sant Feliu de Guíxols es un monasterio-fortaleza con un gran carácter estratégico y defensivo. Incluía una muralla defensiva (queda una de las puertas de entrada al recinto monástico: el Arco de Sant Benet), toda una serie de torres, un camino de ronda, almenas y matacanes.