El gótico forma parte de un momento de plenitud cultural y es la estética coetánea de la expansión del poder catalán en el Mediterráneo. La pintura gótica se manifiesta en los grandes retablos, sobre madera y también en los vitrales. Los maestros del momento utilizan y combinan las técnicas más diversas: enyesados, pinturas al temple o dorados.
Las imágenes representadas dejan de ser informaciones expresionistas e intentan comunicar sentimientos y sensaciones. Para conseguirlo, se plantean entornos de naturalidad y verosimilitud. La sensación de espacios reales se aborda a partir de dos vías: la perspectiva y el claroscuro.