Entrar en las salas subterráneas del Molino de las Tres Eras nos permite entender cómo se obtenía la harina hace más de un siglo, antes de la llegada de la electricidad. Gracias a la exposición “Molino de las Tres Eras: testimonio vivo del pasado”, en la sala de muelas del molino el visitante puede experimentar la dura labor del molinero, que hacía funcionar una maquinaria extraña para la gran mayoría de sus paisanos, los cuales, en aquel entonces, se dedicaban predominantemente a la agricultura, sobre todo al cultivo de cereales.
Generaciones y generaciones de cambrilenses habían estado pendientes de la cosecha y de su rendimiento, que únicamente se podía medir si, de aquella docena de molinos harineros hidráulicos presentes en el término, salía más o menos harina. De ello dependía la supervivencia de todo un pueblo y sus familias.